Originalmente fueron denominados barra fuerte por el diario vespertino argentino La Razón en octubre de 1958, a raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre los clubes Vèlez Sàrfield y River Plat. El término barra brava aparece en Argentina y Uruguay, a comienzos de la dècada de 1960; posteriormente su uso se fue extendiendo por los demás países de América Latina. En Brasil son denominados "torcidas organizadas", mientras que el término equivalente en Europa es hooligans o ultras.
Generalmente las barras bravas utilizan banderas, lienzos y
diferentes instrumentos musicales con los que interpretan habitualmente
ritmos de Cumbia, Murga o Samba,
adaptados al estilo de cada país. También se caracterizan por ubicarse
en las tribunas populares, que frecuentemente carecen de asientos y
donde los espectadores deben ver el partido de pie.
Las barras bravas se han extendido, en diversos grado, desde
Argentina a diferentes países de América. Generalmente tienen su origen
en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca la
pertenencia a un grupo determinado. Si bien existe una amplia variedad,
las barras éstas tienden a presentar ciertos rasgos comunes: exaltación
de la fuerza, nacionalismo, sentido del honor asociado con la capacidad
de pelear y necesidad de reafirmación.
Tradicionalmente, se ha asociado a las barras bravas con la
marginalidad urbana, y el consumo de alcohol y drogas. En general, en la
mayor parte de América estas barras están conformadas por jóvenes entre los 14 y 25 años,
mientras que en Argentina los integrantes suelen ser de mayor edad,
pues en ese país la tradición está más arraigada. En el resto de los
países de América Latina estas barras han adquirido notoriedad progresivamente, al menos desde comienzos de la decada de 1990
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